Gallinas camperas para emprender en el pueblo

Gallinas camperas para emprender en el pueblo

 

Tiene 23 años, una granja y más de 500 gallinas. Después de acabar sus estudios de peluquería y sacarse el carné de conducir en Zaragoza, la joven emprendedora aragonesa Noelia Ibáñez decidió dejar su vida en la ciudad y trasladarse a su pueblo, Lécera.

A ninguno de sus amigos le extrañó esta decisión, lo que sí les sorprendió fue el proyecto que tenía entre manos: una granja de gallinas camperas que, casi tres años después de mudarse a este municipio de la comarca del Campo de Belchite, ha logrado poner en marcha.

«Siempre había querido vivir en el pueblo, lo tenía muy claro desde el minuto uno. Me gusta la libertad que tienes y no estar agobiado con coches… es otra manera de ver la vida, tienes una tranquilidad que la ciudad no te da. Además, la peluquería de mi pueblo buscaba una chica, así que cogí y me vine», reconoce Noelia. Aunque ella siempre había vivido en Zaragoza, su relación con Lécera ya era muy estrecha, puesto que su padre cultiva allí terrenos de cereal ecológico y, antes de instalarse, iba casi todos los fines de semana. «Mi padre se ha dedicado siempre a la agricultura y a mí me gustan los animales, el campo, trabajar en libertad… y un día me dijo mi padre ‘¿nos montamos una granja de gallinas?’, y yo le dije ‘vale’».

Noelia, que ya tenía pensado hacerse joven agricultora para tomar el relevo del negocio familiar, no lo dudó ni un momento y comenzó a visitar este tipo de instalaciones con su padre. Tras cerca de tres años de gestiones, papeleos y solicitud de permisos, y una pandemia de por medio, hace un mes logró por fin poner en funcionamiento su soñada granja de gallinas. «Lo que más me ha costado han sido los permisos veterinarios, sanitarios… Montarla la monté en pleno confinamiento. Es prefabricada, así que no me costó nada, en dos meses tenía la granja levantada», explica la joven.

Para crear la granja, la joven ha invertido más de 100.000 euros, un importante desembolso para el que ha contado con el apoyo familiar, pero también institucional. La Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Comarca del Campo de Belchite (Adecobel) y el programa Joven Agricultor del Gobierno de Aragón la han apoyado con, aproximadamente, el 40% de la inversión total.

La explotación cuenta con dos naves, cada una con capacidad para 540 gallinas, aunque, por el momento, solo ha llenado una; así como con un espacio de clasificación, empaquetado y embalaje para seleccionar los huevos y prepararlos para el envío. En el exterior, las ponedoras disponen de un amplio terreno (unos seis metros por gallina) por el que esparcirse y vivir en libertad, algo que Noelia tenía muy claro cuando montó la granja: «A mí, personalmente, lo de la jaula me parece que tendría que estar medio juzgado. Me gustan mucho los animales, si tuvieran que estar encerradas, lo siento, pero no, no la habría montado. Ahora las tengo que tener un tiempo encerradas para que se acostumbren a dónde tienen que poner los huevos, porque si tienes que recoger 500 huevos por el campo, es una locura. Pero cuando estén poniendo al 80% de la producción, quizás ya la semana que viene, las sacaré y ya estarán todo el día por ahí hasta la noche, que ellas solas se meten dentro a dormir».

Por ahora, las gallinas están poniendo unos 350 huevos al día, aunque Noelia espera que en pocas jornadas sean ya 400. Cada día, después de recogerlos, la joven se encarga también de clasificarlos, empaquetarlos e incluso de hacer el reparto. «Todo lo hago yo. Me pasa mucho que igual estoy con mis amigas y me dice alguien por Whatsapp ‘¿me traes unos huevos?’, y tengo que irme a repartir», comenta Noelia. No obstante, si el negocio aumenta, no descarta contratar a algun trabajador. «Si voy creciendo y necesito ayuda, contrataría a gente de Lécera y de la comarca, así gana también el pueblo«, señala.

Además de en los supermercados de Lécera (Covirán, Coaliment y Más Que Carne), los huevos de la granja de Noelia llegan ya hasta Zaragoza (a la venta en la frutería A Tu Lado, en la avenida de Tenor Fleta, y en la charcutería Entre Jamones, en la calle del Dr. Val-Carreres Ortiz), Belchite (Aliprox), Muniesa (Carnicería Aurea) y Almonacid de la Cuba (Carnicería Melisa).

Tras un mes en funcionamiento, Noelia hace un balance muy positivo de la actividad en la granja y, de hecho, ya está pensando en su próximo proyecto, que espera poder sacar adelante en un futuro, si todo va bien: «Me gustaría que me saliera bien y tener clientela para poderme montar otra granja de ecológico. Esta vez me dio más miedo porque vendemos por la comarca y a este precio lo compran, pero producir ecológico es más caro, entonces lo tienes que vender más caro. Pero si esta fuera bien y tuviera un sector que me comprara, yo me pongo la granja mañana», dice.

Fuente: Heraldo

Comparte tus comentarios
No hay comentarios
Dejar comentario: